Dicen que cada hogar es un pequeño universo y, sin embargo, en el firmamento de este apartamento de 240 metros cuadrados no hay ni rastro del Cosmic Latte, el término acuñado en 2002 por la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) para referirse al color promedio del cosmos, entre blanco y crema. Aquí, en el elegante barrio berlinés de Charlottenburg, el estudio liderado por Jürgen Mayer H. optó por una dirección radicalmente opuesta: un auténtico Big Bang cromático y arquitectónico que nos transporta a los confines de otra galaxia. Las paredes no portantes, por ejemplo, fueron las primeras en desaparecer, creando el lienzo en blanco perfecto para que el arquitecto –autor, entre otras muchas obras, del Metropol Parasol (las famosas Setas de Sevilla)– pintara siluetas en forma de olas y nubes e inundara cada rincón de rojos, rosas, verdes y azules.